La diploscopía es un examen oftalmológico especializado que evalúa la visión binocular, es decir, la capacidad que tienen ambos ojos de trabajar en conjunto para formar una sola imagen. Esta coordinación visual es fundamental para una visión clara, estable y con percepción de profundidad. Cuando existe una alteración en este proceso, puede producirse diplopía (visión doble), confusión visual o molestias asociadas al esfuerzo visual.
El objetivo principal de la diploscopía es detectar y analizar la presencia de diplopía, ya sea permanente, intermitente o relacionada con determinadas posiciones de la mirada. También permite evaluar problemas de alineación ocular, como el estrabismo, tanto en sus formas manifiestas (visibles a simple vista) como latentes u ocultas (heteroforias), que solo se evidencian con ciertos estímulos o durante el examen.
Durante la evaluación, se utilizan instrumentos ópticos que proyectan imágenes distintas a cada ojo, generalmente mediante filtros o luces polarizadas. El paciente debe informar qué percibe, y con base en sus respuestas, el especialista analiza si los ojos están alineados correctamente, si existe supresión de uno de ellos o si hay una incapacidad para fusionar ambas imágenes en una sola.
Este estudio es especialmente útil en los siguientes casos:
La diploscopía es un examen no invasivo y bien tolerado, que entrega información esencial sobre la coordinación visual y la función motora de los ojos. Su correcta interpretación permite orientar tratamientos que mejoren la calidad de vida visual del paciente, especialmente en aquellos que presentan síntomas como visión doble, fatiga visual, dificultad para leer o pérdida de la percepción tridimensional.