La visión es uno de los sentidos más importantes para nuestra vida cotidiana. Nos permite desenvolvernos con autonomía, disfrutar de nuestro entorno y realizar nuestras actividades con seguridad. Sin embargo, con el paso del tiempo, la salud ocular puede deteriorarse si no se toman las medidas preventivas adecuadas. Muchas enfermedades oculares que afectan a los adultos —como el glaucoma, las cataratas, la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE) o la retinopatía diabética— pueden aparecer de forma silenciosa, sin síntomas evidentes en sus etapas iniciales.
Por eso, la prevención y el diagnóstico temprano son esenciales para proteger la visión a lo largo de la vida.
Una de las principales estrategias de prevención es acudir regularmente al oftalmólogo. Se recomienda que los adultos realicen un examen visual completo al menos una vez cada dos años, y con mayor frecuencia si existen factores de riesgo como antecedentes familiares, hipertensión, diabetes o edad avanzada. Estos chequeos permiten detectar cambios en la visión y enfermedades en etapas tempranas, cuando el tratamiento suele ser más efectivo.
Enfermedades como la diabetes y la hipertensión arterial pueden tener consecuencias graves en los ojos. Por ejemplo, la retinopatía diabética es una de las principales causas de pérdida de visión en adultos en edad laboral. Mantener bajo control los niveles de glucosa, presión arterial y colesterol reduce significativamente el riesgo de daño ocular.
La exposición prolongada a la radiación UV del sol puede acelerar el desarrollo de cataratas y otras lesiones oculares. Para proteger los ojos, es recomendable usar gafas de sol con filtro 100% UV, incluso en días nublados, y sombreros con visera si se permanece mucho tiempo al aire libre.
Una dieta equilibrada rica en frutas, verduras de hoja verde, pescado y alimentos con alto contenido de antioxidantes (como vitamina C, E, luteína y zinc) puede ayudar a mantener los ojos sanos. Además, el ejercicio regular contribuye al buen estado del sistema circulatorio, lo que beneficia la salud ocular.
Evitar el tabaco también es crucial: fumar aumenta el riesgo de enfermedades como la DMAE, cataratas y daño al nervio óptico.
El uso prolongado de dispositivos electrónicos puede causar fatiga visual, sequedad ocular y molestias. Para reducir estos efectos, se recomienda aplicar la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mirar algo a 20 pies (6 metros) de distancia durante al menos 20 segundos. También es importante parpadear con frecuencia, ajustar el brillo de la pantalla y mantener una distancia adecuada.
Si se presentan síntomas como visión borrosa, dificultad para ver de noche, destellos, manchas flotantes o pérdida súbita de visión, es fundamental consultar al oftalmólogo de inmediato. Muchos problemas oculares pueden tratarse eficazmente si se detectan a tiempo.
La prevención de enfermedades oculares en adultos no solo implica acudir al especialista, sino adoptar un enfoque integral hacia la salud: cuidarse por dentro y por fuera. La vista no se recupera una vez perdida, por eso es tan importante protegerla día a día. Invertir en salud visual es invertir en calidad de vida.